miércoles, 12 de diciembre de 2012

La asistencia de Sarunas Marciulionis en el servicio de caballeros




- ¿Quién era para ti Marciulionis?
- ¿Cómo?
- ¿Que quién era para ti Marciulionis?
- No te comprendo…
- Vale, Marchulenis creo que se le llamaba en España…
- Si.
- ¿Y eso a qué coño viene ahora?





Le acerqué el turulo y aspiró con ansia la raya que quedaba. Luego se chupó el dedo índice y lo pasó por encima de aquella tarjeta acabando con todos los restos que quedaban para llervarlo otra vez a su boca.

Me ponía mucho ver a una chica meterse cocaína.

Sonaba de fondo “Majete” de Rosendo. O quizás fuera “Flojos de pantalón” o “Pan de higo”, no recuerdo bien, pero seguro que era Rosendo. Aunque ahora que lo cuento, puede que fuera una canción de Leño. En cualquier caso, sonó algo en el bar que nos gustaba y nosotros seguíamos en el servicio. Lo que era seguro es que no era “Cosita” porque esa canción siempre la reconozco bien y me acuerdo mucho de ella, suene cuando suene y esté dónde esté.

Salimos del baño. La música atronó en cuanto abrimos la puerta. Nos miraron mal los que estaban esperando al pasar a su lado y nos adentramos en el bar. Pegué un trago a la copa mirándola. Me pone mucho ver a una chica meterse cocaína o recordar cómo se acaba de meter cocaína conmigo hace escasos momentos. Pero recordé algo.

- ¿Sarunas Marciulionis? ¿A qué coño ha venido eso?
- ¿Perdona?
- Mar-ciu-lio-nis –dije gritando, mientras hacía el gesto de botar un balón de baloncesto y encestarlo en una canasta imaginaria para que tratara de entender de qué le hablaba porque con la música no me estaba escuchando bien.

Reía. Sin más.

Volvimos al baño un rato después. Ella tenía ganas de meterse más y yo también. Pero yo tenía más ganas aún de ver cómo se metía porque me ponía mucho ver a una tía meterse cocaína.

- ¿Volvemos a hablar de Marchulenis?
- ¿Marciulionis?
- Antes lo hice porque en estos espacios tan estrechos me pongo muy nerviosa si voy con alguien a meterme.
- A mí me pone… No me dejó acabar y me comió la boca.
- …Marchulenis... Pude balbucear.



Pasó la noche, y finalmente nos metimos en su cama porque los dos consideramos que era lo mejor que se podía hacer a esas horas dada la temperatura que asolaba la ciudad en aquellos tiempos.

No volvimos a hablar de Sarunas Marciulionis ni de nada. Estoy seguro que fue una estratagema suya porque se dio cuenta de lo mucho que me ponen las tías metiéndose cocaína…





B.S.O. I: Majete, Rosendo.
B.S.O. II: Flojos de pantalón, Rosendo.
B.S.O. IIIPan de Higo, Rosendo.
B.S.O. IV: Cosita, Rosendo.


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