lunes, 19 de diciembre de 2011

“Querido Líder” (Ese extraño Obituario de Kim Jong Il en el que no debí dedicar el poco tiempo que me dejas para escribir)




“Algún día olvidarás
Que te llevé al arcoíris
Algún día sufrirás 
Por no verme en tus sueños
Algún día mi niño
Algún día…”

(Inicio de la canción que intenté escribir en una servilleta de bar mientras te mandabas mensajes por WhatsApp con otra y fingías escucharme)




Yo nací el mismo año en el que a Kim Jong Il se le empezó a conocer como “Querido Líder”. 

Mucha gente puede decir lo mismo, pero casi ninguna es como yo. Mis compañeras de colegio tienen hijos y te etiquetan en fotos con ellos en el Facebook para felicitarte las fiestas. Mi poco inexistente espíritu maternal se reafirma en su ausencia con estos hechos.

Cuando Kim Jong Il nació, el 16 de febrero de 1942, aparecieron una estrella y un doble arcoíris en el cielo, según la propaganda oficial. La montaña en la que nació, el monte Paekdu, es desde entonces un lugar sagrado.

Donde yo nací, creo que sigue existiendo una clínica, pero ahora se llama de otra manera y es privada.

(Kim Jong-suk, madre del fallecido "Querido Líder")


Cuando yo empecé a tener uso de razón se decía que a estas alturas viajaríamos en coches voladores, pero yo sigo aguantando a taxistas que me hablan de lo mal que está todo cuando vuelvo a casa después de salir de algún sitio de borrachera en las frías madrugadas de soledad autoimpuesta.

Hoy ha muerto Kim Jong Il y dicen que ha sido de agotamiento físico y mental en un viaje en tren. Yo moriré en algún momento del futuro y no sé qué medio de transporte me puede servir de coartada para la versión oficial en mi obituario.

En la televisión salen imágenes de norcoreanos llorando desconsoladamente por la pérdida de su “Querido Líder”.  Al instante cortan para publicidad para emitir los inevitables y recurrentes anuncios de colonias de estas fiestas. Al volver de publicidad hablan del Real Madrid y de Cristiano Ronaldo y el mundo puede seguir su curso.

Y mientras, yo seguiré viva mientras sepa que me quieres como soy, aunque eso a nadie le importe, ni venga a cuento tal y como está el mundo que nos rodea… 

Y sigo sin terminar esa canción que te debo desde que decía que era poeta…






“Algún día olvidarás 
Que tuviste pesadillas
Algún día recordarás
Aquel oro al final 
(del arcoíris)”


(Final de la canción que intenté escribir en una servilleta de bar mientras te mandabas mensajes por WhatsApp con otra y fingías escucharme)



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