sábado, 8 de enero de 2011

Declaración de guerra:

Hola cariño:

Esto no es una canción de amor ni nada por el estilo. 
Es una declaración de guerra en toda regla. 
He decidido invadirte.

Hace tiempo que tus armas de seducción masivas 
están inquietando a todo lo que te rodea y yo, 
como garante del bien común,
voy a ser el que inicie las hostilidades. 
No creas que te voy a hacer el amor: 
Te voy a declarar la guerra.

No voy a tener piedad de ti. 
Quiero ir minando todas tus defensas hasta que, 
derrotada e indefensa, 
tengas que pedir clemencia. 
No te servirá de nada. 
No cejaré en mi ataque hasta que haya penetrado 
completamente en todos los confines de tus dominios. 
Unos dominios que pasarán a ser completamente míos. 
Unos dominios que no albergarán ni un solo rincón 
que no se estremezca por mis acometidas 
por tierra, mar y aire.

No voy someterme 
a las directrices de la autoridad pertinente, 
nunca lo he hecho. 
Nadie comprenderá mi ataque, 
nadie lo avalará públicamente. 
Pero serán muchos los que asuman 
que no es bueno para nadie 
que tu arsenal armas de seducción masiva 
siga creciendo con el tiempo.

Te declaro la guerra 
y no vas a poder a hacer nada para evitarlo. 
Te voy a invadir 
porque no tienes las suficientes defensas 
como para poder resistirme.
Desleal y sin mirar más que por mis intereses, 
te voy a invadir dramática y ferozmente. 
Aunque te haré pensar que lo hago por tu bien. 
Necesitas mi intervención. 
Necesitas que te posea y te invada, 
y que posteriormente cure las heridas 
que yo te he provocado 
para que sanes de ti misma.
Instauraré una falsa democracia a mi medida 
en tu cuerpo, 
cuando me levante de la cama y te quedes destrozada.

Cuando todo pase, 
dejaré en ti todo lo necesario 
para que siempre dependas de mí, 
para que estés a mi merced, 
para que disponga de tu territorio como fuera mío. 
Podré volver a campar por tu territorio a mis anchas, 
a mi antojo, 
sin tener que darte explicaciones 
porque lo he hecho para salvarte de ti misma.
Probablemente, pasará el tiempo, 
y haya otras amenazas que requieran mi atención, 
pero eres un territorio en litigio 
que siempre requerirás de mi vigilancia.

El otro día me levanté de la cama decidido a leer “Guerra y Paz”
Afortunadamente, 
volví a la cama a derrotar 
tus últimos indicios de resistencia inútil. 
Soy un criminal de guerra, 
pero nadie va a juzgarme jamás por ello. 
Y no estoy hablando de amor.


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